Carta sobre el Valor de la Verdad en la Vida del Ser Humano y la Conducta Cristiana
Queridos padres, apoderados y estudiantes,
Nos dirigimos a ustedes en esta ocasión para reflexionar juntos sobre uno de los valores más esenciales y fundamentales en la vida humana y cristiana: la verdad.
La verdad es un principio que va más allá de la simple precisión de los hechos; es un valor que debe impregnar nuestra vida diaria, nuestras decisiones y nuestra forma de relacionarnos con los demás.
En la doctrina cristiana, la verdad es vista como un reflejo de Dios mismo, quien es la fuente de toda verdad. Jesucristo, en su vida y enseñanzas, nos mostró el camino hacia la verdad, y nos invitó a vivirla con sinceridad y amor. Él nos dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan 14:6), un recordatorio constante de que, a través de la verdad, alcanzamos la auténtica libertad y el bienestar espiritual.
El valor de la verdad en la vida humana es inmenso. Vivir de acuerdo con la verdad nos proporciona una base sólida sobre la cual construir nuestra vida. La verdad nos ayuda a conocernos mejor, a comprender nuestras emociones, pensamientos y acciones, y a ser más coherentes con lo que realmente somos. Nos permite vivir en paz con nosotros mismos y con los demás, porque cuando actuamos con honestidad, eliminamos las cargas del engaño, la manipulación y el ocultamiento.
Además, la verdad fortalece nuestras relaciones interpersonales. En la familia, en la escuela, en la comunidad, la verdad es la base sobre la cual podemos confiar unos en otros. La confianza, como saben, es un pilar fundamental en todas nuestras relaciones, y no puede existir sin la verdad.
Cuando somos sinceros, mostramos respeto por los demás y por sus derechos, lo que nos ayuda a construir una comunidad más sólida, justa y armoniosa.
Desde la perspectiva cristiana, vivir en la verdad también implica una conducta ética que refleja el amor al prójimo, la justicia y la misericordia. Nos invita a ser testigos de Cristo en el mundo, no solo con nuestras palabras, sino también con nuestras acciones. La verdad cristiana no solo es intelectual, sino también práctica; se demuestra en cómo tratamos a los demás, cómo actuamos con integridad y cómo buscamos la paz y la justicia.
Los beneficios de vivir en la verdad son múltiples. Nos otorgan una vida más plena, libre de falsas apariencias y de conflictos internos que surgen cuando no somos fieles a nosotros mismos y a los demás. Además, nos permite caminar con mayor serenidad, porque sabemos que nuestras acciones están alineadas con nuestros valores y creencias. Vivir en la verdad nos acerca a Dios, quien es la fuente de todo bien, y nos guía a una vida más fructífera, plena y en paz.
En nuestra comunidad educativa, como en toda la vida cristiana, nos esforzamos por vivir bajo el principio de la verdad. Les invito, tanto a estudiantes como a padres, a ser testigos de la verdad, no solo en el ámbito académico, sino también en nuestra vida cotidiana. Que podamos ser siempre un ejemplo de honestidad, integridad y amor en todo lo que hacemos.
Que la verdad sea siempre nuestra guía, y que, a través de ella, construyamos una vida más rica, más justa y más llena de amor.
Con cariño y gratitud,
Emmanuel High School